El gobernador Alfredo Cornejo es un farsante. Su gobierno es un espejismo, y su discurso libertario no es más que un disfraz oportunista, para seguir enquistado en el poder. Vamos a arrancar sin vueltas: Mendoza está secuestrada por un Estado inútil que vive del verso , no de los resultados. Un aparato político oxidado que reemplazó la planificación por el PowerPoint, y la inversión privada por el clientelismo disfrazado de “política energética”. Es claro que el único pozo que perfora, es el relato. El gobernador habló con orgullo sobre cómo le iba a la provincia con el tema de los hidrocarburos. Las estadísticas para la expansión de la extracción tradicional del petróleo son tan engañosas como las garantías de un futuro deslumbrante que, en verdad, es inexistente. Aunque el capital gravita hacia Neuquén, Mendoza simplemente evade el declive (como esquivar una trampa en una región abundante de recursos) y, con suerte, ha aumentado un insignificante 1%. Lo llaman "crecimiento...